domingo, marzo 28, 2010

Mi lugar favorito en el mundo.

Me fui caminando como si sólo eso supiera hacer.
Con las gafas cubriendo mis ojos, me alejaba de la frustración mientras en sol de la tarde me daba en la espalda.
Pasé al fondo de los recuerdos de aquel parque, donde con anterioridad había llorado una ausencia.
Otra muerte me dije.
Me subí al vaivén de los recuerdos y el viento jugaba enfrente-atrás con mi cabello; la posición arriba-abajo de la luz. Cerré lo ojos y escuche el balance ir y venir en mi cabeza.
Todo pasa, todo pasó, todo pasará.

Adoro las hojas en contraluz. Adoro la voz del aire entre las copas de los árboles.
Me dijeron que no era capaz de cuidar las cosas a pesar de que según yo lo intentaba.
No era la primera vez que lo escuchaba.
Lloré.
Como quien llora por memorias buenas y fallidas. Por decepción y dolor.
Llanto de pérdida. Llanto de frustración y partida. Llanto de resignación.

Me acomodé y vi cómo los niños jugaban. Repetí en mi cabeza la idea de no darme por vencida.
Todo pasa, todo pasó, todo pasará.

Comprendí que me seguías escuchando como siempre lo hiciste en aquel pórtico.
Recordé tu olor de tinta y cigarro. Tu voz áspera y dulce. El abrazo de todas las mañanas. La flor de tu ventana. El dolor de tu partida. El dolor de su partida. Me pediste que volviera, y regrese a casa.

No hay comentarios: