lunes, enero 10, 2011

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sábado, enero 01, 2011

Los sabios tuvieron miedo.

Toma su tiempo hacer las paces con
nuestros fantasmas, pero conocerlos,
permite que dejen de devorarnos.
Sin el caos, jamás existirá el equilibrio.
Sin conocer el miedo, no puedes hallar el valor.
Apreciando la ruina, se encuentran santuarios.

El olor de la hierba mojada es reconfortante después de oler la fetidez de las cosas que se han echado a perder en tus manos.
Mientras tus pies sienten la textura de la vida, tu cuerpo se siente aliviado.
Toma una infusión de frutas, siente la textura cálida de la lana.
(Alguien quiere besar nuevamente a una amada).

El alivio sólo llega después del sufrimiento y el llanto. El dolor y el miedo deben salir de la caja de Pandora a pesar de tener monstruos aterradores. Ellos son sólo muestra de la capacidad de la enorme fuerza interior que poseemos; ésta puede ser muy destructiva si no la controlamos. Pero antes de controlarla, debes enfrentarla para conocer la magnitud de su naturaleza.


Explosión, explosión! creo que estoy más que muerto, vivo!
por que siento un enorme dolor en el pecho, por que siento ira, enojo.
Y después de haberlo sentido en todo mi ser, lloré como tormenta hambrienta de oscuridad.
Dormí, dormí por largo tiempo con el cuerpo cansado después de que ellos vinieron por mi cabeza y luchamos.

Hoy mis aguas se apaciguan poco a poco. Aún no terminan.
Mi tierra ya no ruge, pero aún no renace.
Espero el atardecer cálido de mi natural sonrisa para mostrar el momento en que todo esté en su sitio.
El miedo estuvo conmigo, durante días, durante noches y frías madrugadas de pie.

Ayer me llevaste a un sitio desconocido y no tuve miedo. Me sorprendió escuchar tu corazón de liebre y ver tus ojos como estanques llenos. ¿qué estarías pensado?, ¿qué estabas sintiendo?

Y después regrese a casa como de costumbre y dormí, como quien duerme satisfecho después de luchar consigo mismo en una pugna interminable del quien soy.

Cuando desperté sentí el miedo, porque pocas veces me doy cuenta cuando puedo quitarme esta máscara, cuando dos y tres siempre suman uno, uno. Irremediable vaivén, misterio irresuelto. Miedo de vida, certidumbre fugaz, libertad del ser, libertad de estar, libertad de no estar.

La sabiduría llegará quizá para decirme que la multiplicidad es sólo la variante de un mismo elemento en diferentes facetas, en varios momentos, como elipses con distintas fuerzas bailando en curvas de magnitudes desmedidas.

Ya no tengo miedo, sólo debo aprender a reconocer, debo irme o debo quedarme? La calma llegará ante la respuesta más honesta: el tiempo.