sábado, diciembre 11, 2010

El cuento de la alcachofa

Caminaba por las calles de piedra mirando como las injusticias estaban a la vuelta de la esquina. No podía evitar esponjarse y convertirse en alcachofa.
Entonces todo mundo le decía sobre su problema,
- evita mirar las cosas desagradables y sólo camina derecho, así seguro no te convertirás en alcachofa...
- mira a la pobre! tan tonta! convertirse en alcachofa!
- ¿cómo es posible que si sabes lo que ocurrirá no intentas evitarlo!?

Lloraba la pobre lamentándose de su caso. Y es que por ser alcachofa no puedes opinar! Si no puedes evitarte problemas cómo podrías evitar que los demás los tuvieran?

Entonces se quedó pensando... y si pudiera evitar que los demás tuvieran problemas? tal vez dejaría de convertirme en alcachofa!

Viajó por todos lados haciendo el bien, le sonreían y le hacían halagos. A veces se ganaba uno que otro arañazo, un golpe, se llevaba la nariz sangrando. Dormía bien por las noches cuando tenía una acción noble pero no dejaba de llorar a su suerte: hago el bien, intento que los demás no tengan problemas o sufran una injusticia y aún así me sigo convirtiendo en alcachofa!!

Un día intentando salvar a un gusanito pequeño de ser pisoteado, el dueño del zapato le grito mientras lo frenaban, - ese gusano es mío! vive en mi jardín y me pertenece igual su suerte! y tú que eres alcachofa, no dirás que los gusanos en las cosechas son buenos, tú mismo te haz quitado gusanos de encima! Alcachofa igual lo quitó  - sólo yo, que soy alcachofa puedo saber por que me quito los gusanos de encima y aún así, jamás he lastimado a ningún pequeño gusano! Entonces el pequeño gusano se sorprendió de aquella rara valentía, quizás estúpida.

Alcachofa lloraba a su suerte, por que ahora parecía serlo todo el tiempo. Entonces desapareció un tiempo para dejar de ver injusticias y volver a su cuerpo original. Se tapaba los ojos y las orejas, callaba la boca y sin embargo sentía que por dentro seguía siendo la que se transformaba. Hasta que un día no pudiendo más sucedió en una plaza, un hermoso caballero abría la puerta a una dama y la dama sonriente entraba distraída en el lugar cuando cayó y todos rieron y se burlaron, a pesar de que el caballero había hecho lo posible por que no cayera la hermosa mujer, ésta parecía ridícula frente a todas las otras damas... -pequeña no te das cuenta, por qué nos reímos verdad? sonrojada se ocultaba detrás de un pañuelo mientras agradecía al caballero, - es que soy muy boba, no puedo evitar hacer cosas tontas, se burlaís de mí por que soy boba y distraída... - jajaja, sos tan honesta que es imposible ocultar con tanta belleza su inocencia.

Alcachofa también había reído un poco hasta que escuchando aquello reconoció, que ella tampoco podía evitar ser como era. Gritó entonces a los cuatro vientos: no quisiera ser alcachofa pero lo soy! y lloró desconsolada hasta que de repente apareció el gusanito que había rescatado y en un instante se transformó en un enorme monstruo peludo con garras y colmillos afilados. Con cuidado lo tomó entre sus garras y le dijo: